Desde tiempos inmemoriales, la filosofía hindú introdujo la noción del “velo de Maya” como una metáfora para describir la ilusión que recubre la realidad verdadera. Este concepto, que se asocia con la idea de lo que no es real, sugiere que el mundo en el que vivimos es una proyección de nuestra mente y nuestras percepciones, y que la verdad última, el verdadero ser, permanece velada y oculta.
Hoy en día, esta idea se ha recontextualizado y se ha transformado en el concepto popular de “la Matrix”, utilizado para describir la realidad construida por las estructuras sociales, culturales y tecnológicas que nos rodean y nos programan a su antojo.
A medida que la tecnología avanza y la información se multiplica, el velo de Maya se manifiesta de nuevas maneras, pero su esencia de manipulación y programación sigue siendo la misma que la de la “Matrix.”
Una de las características más notorias del velo de Maya en la actualidad. es la cantidad de información, apenas respiramos ahogados en un “Smog informativo,” tóxico, denso, repugnante, la mayoría se basa en la ignorancia y la otra parte en una ciencia oficialista controlada y envenenada, que no sabes lo que es peor y superan a todo en porcentajes.
En la era digital, los individuos están expuestos a un flujo interminable de datos, opiniones, imágenes y mensajes que moldean su percepción del mundo. Las redes sociales, en particular, se han convertido en un espacio donde la realidad se distorsiona, a menudo presentando una imagen idealizada, engañosa y destructiva.
Los algoritmos que determinan qué contenido se muestra a cada usuario están diseñados para captar su atención y mantenerlo inmerso en una burbuja de sobre-información alejándolo de otros puntos de vista y, en esencia, de toda verdad aunque sea parcial.
Otra característica del velo de Maya actual es el consumo excesivo, que se ha convertido en una forma de vida evasiva. La cultura del consumismo nos enseña a buscar la satisfacción personal a través de la adquisición de bienes materiales, muchas veces fomentando un ciclo interminable de deseo y descontento. Este fenómeno crea un estado de distracción continua que nos impide reflexionar profundamente sobre nosotros mismos y el entorno que nos rodea.
Las marcas y el marketing juegan un papel crucial en esta programación, promoviendo ideales que, aunque atrayentes, raramente se alinean con una verdadera realización personal o conexión humana. La alienación social también es una característica destacada en la actualidad. A pesar de estar más conectados digitalmente que nunca, muchos individuos experimentan una profunda soledad, incomunicación y desconexión, la situación considerada más peligrosa por la investigación más larga del mundo, la de Harvard, que lleva 85 años de estudios en la actualidad: “La soledad mata,” aseguró el actual Director de esa monumental investigación, el Dr. Robert Waldinger (PHD), refiriéndose a ese tipo de soledad desconectada.
Las interacciones cara a cara han sido reemplazadas en gran parte por conexiones virtuales superficiales, lo que genera una sensación de vacío y desconexión de la realidad compartida. Este fenómeno, exacerbado por las condiciones globales, nos sumerge en una rutina diaria que a menudo ignora nuestra esencia y la naturaleza interdependiente de nuestras vidas.
Ahora bien ¿Es posible salir de esta programación? Todo indica que no, porque el Velo de Maya está entretejido sobre una programación materialista cerrada, donde el sueño de la mayoría, es acumular dinero para disfrutar de esta hermosa realidad y las bellezas que te ofrece, donde no puedes envejecer, cualquier síntoma que delate tu vejez te deja fuera, con tu cuerpo es igual, si engordas un poco ya reprobaste, así que te conviene cuidarte mucho, no se te ocurra solo hacer ejercicios de activación física, debes aniquilar toda la energía que te queda levantando pesas. Si no te animas en un lugar público, las compras y lo haces en tu casa, lo que importa es ser atractiva/o a lo ojos del mundo materialista.
Definitivamente, solo no puedes salir de allí, también te puedes meter en una organización religiosa donde te obligan a no comer ciertas cosas y no beber ciertas otras o definitivamente un monasterio en el Tíbet.
Lo único que puede con esta maldita incoherencia es la coherencia. Es por ello que la COMUNIDAD creada en VIDA COHERENTE, se llama así: “El Velo de Maya.”
Allí vas a iniciar un proceso consciente de observación y reflexión. Comprenderás que las características actuales del velo de Maya no permiten a los individuos discernir, entre lo que realmente es y lo que se presenta como tal.
Vas a realizar un viaje hacia la expansión de tu CONCIENCIA aunque todavía no tengas ni idea de lo qué es. Pero sí sabes que implica cuestionar TODAS, absolutamente todas las narrativas dominantes, que te imponen en ese afuera de ilusión y desarrollar una mentalidad crítica para buscar conexiones auténticas, amigos sinceros que no te traicionan, personas que no te mienten, quien lo sabe, tal vez el amor de tu vida.
A medida que los integrantes comienzan a desentrañar las capas de ilusiones, se encuentran en un camino hacia una existencia más plena y auténtica, liberándose de las cadenas invisibles que el Velo de Maya impone.
En este sentido, el primer paso para trascender cualquier tipo de ilusión es el CONOCIMIENTO de la CONCIENCIA, el cual actúa como la luz que deshace la niebla de la confusión y la desinformación.
Ahora sí, el velo de Maya se convertirá en una poderosa herramienta de reflexión sobre la naturaleza de nuestra realidad, recordándonos la importancia de la búsqueda de las verdades que están muy por encima de un mundo saturado de ilusiones.
Prof. Carlos Delfino
Catedrático e investigador en Filosofía de la Ciencia.