David Bohm habla de dos tipos de orden: el “orden implícito”, que es la realidad subyacente e invisible que no podemos percibir directamente, y el “orden explicado”, que se refiere a las estructuras y fenómenos que sí estamos en condiciones de ver y medir.
Cuando hablamos del orden explicado, muchas veces nos concentramos solo en lo que es observable, utilizando fórmulas y modelos para predecir comportamientos. Sin embargo, Bohm advierte que este enfoque es muy limitado.
Al centrarse solo en lo que se ve, los científicos pueden olvidarse del contexto más amplio y de las relaciones que existen entre todas las cosas en el universo. Bohm incluso sugiere que este descuido podría llevar a la humanidad a la extinción.
INTERCONEXIÓN Y SUBTOTALIDAD
Bohm también discute la idea de “subtotalidades”. Estas son partes específicas de la realidad que podemos estudiar, pero no son entidades independientes. Por ejemplo, podemos estudiar a un pez en un acuario, pero su existencia no se puede entender sin considerar el ecosistema completo del que forma parte.
Es decir, todo está interconectado.
Este enfoque resalta la importancia de mirar el panorama completo. Cada parte de un sistema afecta a las demás. Así, en lugar de ver las cosas de manera aislada, Bohm nos invita a considerar cómo interactúan todas las partes, desde la física hasta la biología, y cómo eso influye en la conciencia.
Nuevas investigaciones en el Instituto de Matemáticas del Corazón en California muestran que el gran campo electromagnético del corazón está conectado con campos mucho más sutiles de información del universo, algo que ellos llaman “la inteligencia del corazón”. Este descubrimiento sugiere que nuestro corazón no solo bombea sangre, sino que también juega un papel importante en nuestra conexión con el mundo.
EL CEREBRO DEL CORAZÓN
Se ha encontrado evidencia de que el corazón tiene un sistema nervioso propio, a veces llamado “cerebro del corazón”. Esto significa que el corazón también puede influir en cómo pensamos y sentimos.
En resumen, tanto el orden de Bohm como los estudios sobre el “cerebro del corazón” nos empujan a reevaluar nuestra comprensión de la realidad: la interconexión entre todos los elementos de la vida, desde los átomos hasta las emociones y relaciones, es fundamental para una comprensión más completa del mundo que nos rodea.