Recientemente, se ha logrado un hito en la teletransportación: fotones entrelazados han sido teletransportados a través de fibra óptica convencional, utilizada comúnmente en Internet, por un equipo de investigadores en la Universidad de Northwestern.
Este avance marca un paso significativo en la exploración de la física cuántica y sus aplicaciones prácticas.
En otro orden de ideas, también hemos sido testigos de descubrimientos fascinantes en el estudio de la estructura del protón, donde se ha evidenciado la existencia de quarks y gluones, todos ellos formando una intrincada red de entrelazamientos. Si el entrelazamiento a nivel subatómico no nos deja asombrados, probablemente nada lo hará.
Uno de los fenómenos cuánticos más debatidos fue el que Albert Einstein, célebre por su trabajo en la teoría de la relatividad, desestimó con fervor: el famoso “efecto fantasmal a distancia”. Einstein estaba tan convencido de que este hallazgo representaba un error en la mecánica cuántica que, antes de fallecer, dejó en manos de sus colegas la paradoja EPR, como un legado que disputaba la integridad de la mecánica cuántica. Sin embargo, la historia ha demostrado que el verdadero error fue suyo, en uno de los episodios más inquietantes de la física teórica.
En esta búsqueda de fenómenos que desafían nuestra comprensión de la realidad, el Dr. Jacobo Grinberg realizó un experimento emblemático, el potencial transferido. En condiciones de aislamiento extremo, pudo establecer comunicación medible entre dos o más personas, utilizando electroencefalogramas, bajo la premisa de que los participantes debían llegar a “sentirse” mutuamente, sin necesidad de hablar. Este experimento es una clara manifestación del entrelazamiento en situaciones límites.
Asimismo, en la década de los 90, Peter Gariaev llevó a cabo un experimento impresionantemente revelador, que exploraba la influencia de campos electromagnéticos en el ADN de huevos de rana. Separó a los huevos en dos grupos: uno fue aislado de cualquier campo electromagnético mediante una jaula de Faraday, mientras que el otro permaneció expuesto en condiciones normales.
Los resultados fueron sorprendentes: las ranas del grupo expuesto se desarrollaron normalmente, mientras que las que no recibieron información externa derivaron en malformaciones, incluso en monstruosidades. Gariaev dedicó su carrera a demostrar que el ADN, a pesar de su complejidad macromolecular, se encuentra regido por las leyes de la mecánica cuántica.
Este experimento resalta que la morfogénesis de cualquier ser vivo requiere tanto información interna como externa, ambas entrelazadas, solo se separaron para este experimento de una simplicidad reveladora.
Existen múltiples ejemplos más del “efecto fantasmal a distancia,” que iremos explorando en futuras entregas. Sin embargo, el caso de Gariaev es especialmente intrigante, ya que sugiere que todos poseemos un “ADN cuántico” que nos permite entrelazarnos de manera segura. Sin embargo, Gariaev advirtió sobre la creación de una “suprapersonalidad” para aquellos afortunados que logran entrelazarse, un concepto cuya realización nos deja dudas y preguntas sin respuesta. Por ello, estamos abiertos a sugerencias sobre cómo llevar a cabo esta idea.
Lo más similar, tal vez, es ese previo “sentirse sin hablar” que requería el Dr. Grinberg, para que su experimento de comunicación pudiera funcionar correctamente. Al menos, sería el primer paso del proceso de construcción de esa “suprapersonalidad.”
No se puede dejar de mencionar en este escrito la investigación en computación cuántica y criptografía cuántica que, como era de esperar, ha despertado un interés renovado en el entrelazamiento. Los sistemas cuánticos entrelazados son utilizados para crear tecnologías que prometen niveles de seguridad sin precedentes, donde el entrelazamiento de estados garantiza que cualquier intento de interceptación resulte evidente.
Este enfoque no solo representa un avance tecnológico, sino que también muestra una vez más que la esencia misma de la naturaleza es cuántica, incluso en aplicaciones prácticas.
En pocas palabras, los últimos descubrimientos en física cuántica relacionados con el entrelazamiento no solo han confirmado aspectos de la teoría cuántica, sino que también han abierto un debate sobre la naturaleza de la realidad misma.
A medida que exploramos, se revela un universo más intrincado e interconectado, sugiriendo que, tal vez, la respuesta a la afirmación de que “todo está conectado con todo” no es una simple afirmación, sino un camino que confirma tanto la sabiduría muy antigua, el espiritualismo, la ciencia no oficial y, en resumen, la característica fundamental de nuestra extraña densidad, donde todo participa de este experimento de individualidad pero sin separar nada ni separarnos entre nosotros; sin duda, algo único en la TOTALIDAD.