LA EVIDENTE ACELERACIÓN DEL TIEMPO.

¿Otra ilusión? Sin duda sí, pero las ilusiones tienen existencia, siempre que provoquen una experiencia clara en la conciencia.

No se trata de “correr” ante lo inevitable. Muchos lo intentaron, y no sirve, es frenar, observar y desarrollar una atención concentrada.

La percepción del tiempo ha fascinado a la humanidad por siglos, especialmente ahora que todos sentimos esa extraña aceleración. Muchos notaron que el 2024 pasó demasiado rápido. Por eso, no podemos evitar preguntarnos: ¿a qué velocidad pasará el 2025?

La física enseña que tiempo y espacio son relativos. Pero, ¿relativos a qué o a quién? ¿Existirá un “Plan mayor” que trasciende nuestras experiencias, que nos conecta y nos ayuda a recordar lo que somos?

Algunos, ven a la aceleración del tiempo como un síntoma más de un mundo descontrolado.

Esta aceleración, puede hacer que nuestras vidas queden atrapadas en rutinas y presiones que generan ansiedad. Surge entonces la pregunta: ¿cómo encontrar claridad en la desquiciante velocidad del día a día? ¿Podemos alinearnos con ese “Plan mayor” que parece estar más allá de nuestras percepciones?

Aquí, la conciencia y la conexión con nuestra verdadera identidad son claves. Recordar lo que somos, implica una exploración interna a través de la meditación. En un mundo que valora la productividad sobre el bienestar, es fácil olvidar nuestra esencia.

Somos seres conectados con el universo. “Todo y Todos somos uno,” reflexionábamos en el escrito anterior para 2025. El “Plan mayor” puede entonces interpretarse como un impulso hacia la unidad entre quienes despiertan a la conciencia infinita.

Este propósito, se basa en la idea de que nuestras acciones impactan a todos. Al recordar nuestra verdadera naturaleza, actuamos desde un lugar común, contribuyendo positivamente a nuestro entorno.

Así, la aceleración del tiempo puede verse no como una carga, sino como una invitación a vivir en paz de acuerdo a la conciencia supra-temporal.

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