El libre albedrío, es un tema que ha sido debatido por filósofos y científicos durante siglos. La hipótesis alemana, a cargo de John Dylan-Haynes, sugiere que el inconsciente puede anticipar nuestras decisiones minutos antes de que tomemos conciencia de ellas, lo que plantea preguntas sobre la naturaleza del libre albedrío.
En efecto, investigaciones en neurociencia han demostrado que el cerebro puede procesar información y tomar decisiones antes de que seamos conscientes de ellas. Sin embargo, esto no necesariamente significa que no tengamos libre albedrío. Algunos argumentan que el libre albedrío no reside en el cerebro, sino en la interacción entre el cerebro, el corazón y el sistema nervioso.
El corazón, con sus 40,000 neuronas cerebrales, y los intestinos, con sus 100 millones de neuronas cerebrales, pueden influir en nuestras decisiones de manera inconsciente. Esto sugiere que el libre albedrío puede estar relacionado con la intuición, la emoción y la conexión con nuestro ser interior, más que con la racionalidad pura.
La psicología y filosofía transpersonal, representada por autores como Grof, Maslow, Laszlo y Wilber, abordan el libre albedrío desde una perspectiva espiritual. Según esta visión, el libre albedrío no es solo una función cerebral, sino que implica la conexión con nuestra alma y nuestro ser más profundo.
En conclusión, el libre albedrío es un tema complejo que no puede reducirse a una sola explicación. La interacción entre el cerebro, el corazón, el sistema nervioso y la espiritualidad humana sugiere que el libre albedrío puede ser más que una simple elección racional. Es un tema que sigue abierto a la exploración y el debate.
En este Sistema siempre habrá científicos que niegan la existencia del alma y de la conciencia.
Aunque en los últimos años se destacaron más los que trabajan con la conciencia, como el experimento de Hameroff – Penrose, desde la cuántica o la teoría de la información integrada (IIT), por sus siglas en inglés, de Giulio Tononi, la cual afirma que la conciencia es el fundamento de toda esta realidad ¡Y se puede medir su nivel! Nunca más los autonombrados “despiertos”, ahora la conciencia se puede medir. Es la propuesta matemática que ocupa a varios científicos, reconocidos y de primer nivel. Cuando esto esté a disposición de todos, sucederá algo similar a lo que pasó con la Coherencia, quiero saber si fui coherente o incoherente, me someto al instrumento de medición, creado para saber cómo estoy respecto a esa variable. Ahora es mucho más importante, pues la CONCIENCIA tiene que ver con la Totalidad.