LA ENERGÍA UNIVERSAL ES EL AMOR EN NUESTRAS VIDAS

El amor es un fenómeno que ha fascinado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. No sólo se manifiesta en relaciones románticas, sino también en la conexión entre amigos, familiares e incluso en el amor hacia uno mismo. El amor trasciende las barreras del tiempo y del espacio, y se presenta como una fuerza poderosa que nos une, nos transforma y nos eleva. Este sentimiento, que puede ser tan efímero como un susurro o tan inquebrantable como una roca, se puede entender, en muchos aspectos, como una de las energías universales más puras y profundas.

Cuando hablamos de enamorarse, a menudo pensamos en ese momento mágico en el que dos personas se encuentran y sienten una chispa instantánea. Esta experiencia puede ser electrizante, casi como si el universo estuviera conspirando para unir a dos almas. Pero, ¿qué sucede en realidad cuando nos enamoramos? Desde una perspectiva científica, el enamoramiento desencadena una cascada de reacciones químicas en nuestro cerebro. La dopamina, la oxitocina y la serotonina juegan un papel fundamental, creando una sensación de felicidad y bienestar. Sin embargo, más allá de lo biológico, el enamoramiento puede considerarse una apertura a una conexión más profunda, un encuentro de energías que nos sintoniza con la vibración del otro.

La conexión que sentimos al enamorarnos es, sin duda, un reflejo de la energía universal que nos rodea. Podemos imaginar el amor como una frecuencia en el vasto espectro del universo. Cuando sintonizamos con esta frecuencia, nos permitimos vivir experiencias transformadoras que trascienden nuestro entendimiento. Este amor no solo afecta nuestra vida emocional, sino que también repercute en nuestra salud física y mental. Numerosos estudios han demostrado que las personas que experimentan amor y conexión emocional tienden a tener un sistema inmunológico más fuerte, menos estrés y una mayor satisfacción en la vida.

Habíamos visto, que lo que llaman “energía universal” no es otra que la “energía del entrelazamiento cuántico.” El entrelazamiento cuántico, se refiere a un fenómeno en la física cuántica donde dos o más partículas se vuelven interdependientes, de forma que el estado de una partícula está intrínsecamente relacionado con el estado de la otra, sin importar la distancia que las separe. Este fenómeno sugiere una conexión profunda y no local entre las partículas, desafiando las nociones clásicas de separación y distancia.

Pero no solo nos restringimos a escalas subatómicas, recordemos los grandes descubrimientos de Peter Gariaev: el genoma humano es también cuántico y dos personas pueden entrelazarse de manera cuántica. Jacobo Grinberg, demostraba lo mismo de una manera muy práctica, su experimento del “Potencial Transferido,” es justamente eso, demostrar que dos o más personas se pueden entrelazar de la manera más profunda, solo con dos pasos previos: quererse y el fenómeno de “SENTIRSE” que ya fue explicado en otro escrito. Por otra parte, pudimos detectar Algunas relaciones entre el amor y el entrelazamiento cuántico:

Conexión profunda: Al igual que el entrelazamiento cuántico muestra que partículas pueden estar conectadas de maneras que no son evidentes ni inmediatas, el amor puede reflejar una conexión profunda entre individuos que va más allá de lo físico. Esta conexión a menudo se manifiesta en emociones, pensamientos y comportamientos que parecen estar sincronizados, lo que da la sensación de que dos personas “están en la misma sintonía”.

Interdependencia emocional: Las relaciones amorosas suelen estar marcadas por una fuerte interdependencia emocional. Así como en el entrelazamiento cuántico el estado de una partícula afecta al otro, en el amor, las emociones y estados de ánimo de una persona pueden influir en el otro, creando un lazo que puede ser difícil de romper.

Intangibilidad: Tanto el amor como el entrelazamiento cuántico son difíciles de definir y medir. El amor a menudo se percibe como una fuerza intangible y misteriosa, al igual que los efectos del entrelazamiento cuántico, que desafían la lógica clásica y la percepción común de la realidad.

Experiencias compartidas: En un nivel más práctico, el amor puede ser visto como la acumulación de experiencias compartidas que crean un “entrelazamiento” emocional. Las memorias, las risas y los momentos difíciles compartidos crean un sentido de unidad y conexión que no se puede deshacer fácilmente.

Universo como un tejido interconectado: Desde una perspectiva más amplia, algunas filosofías y teorías abogan que el universo está interconectado de maneras que aún no entendemos completamente. En este contexto, el amor podría ser visto como una manifestación de esa energía universal que busca unir y crear conexiones, similar a cómo las partículas entrelazadas en la física cuántica están intrínsecamente conectadas.

A menudo, las personas buscan aquella pareja que complete su propio ser. Sin embargo, puede ser un malentendido fundamental pensar que nuestro bienestar depende totalmente de otra persona. El amor verdadero comienza en nuestro interior. Necesitamos cultivar el amor hacia nosotros mismos, reconocer nuestras virtudes y defectos, y aceptar nuestra humanidad. Cuando logramos amarnos a nosotros mismos, emitimos una energía vibrante que atrae a otros hacia nosotros. Así, el amor florece no sólo en pareja, sino también en todas las relaciones que construimos.

El amor también es un catalizador para el crecimiento personal. Cuando estamos en una relación amorosa, nos vemos impulsados a explorar y comprender mejor nuestras emociones y motivaciones. La vulnerabilidad que permite el amor desafía nuestros límites, nos empuja a salir de nuestra zona de confort y a crecer. A través de la práctica del amor, aprendemos lecciones valiosas sobre la empatía, la compasión y el perdón. El amor no siempre es perfecto; a menudo conlleva desafíos y pruebas. Pero es precisamente en estos momentos de dificultad donde encontramos la oportunidad para profundizar nuestras conexiones y fortalecer nuestros lazos.

La energía del amor también se manifiesta en actos de bondad y generosidad hacia los demás. Podemos ver cómo en nuestra sociedad el amor se traduce en servicio, en el deseo de ayudar a nuestros semejantes. Esta energía amorosa se convierte en un motor para el cambio, trascendiendo las divisiones y promoviendo la paz y la armonía. Cuando compartimos amor, creamos un campo de energía que puede inspirar a otros a hacer lo mismo. Es un efecto dominó que puede transformar comunidades enteras.

Por otro lado, es fundamental reconocer que el amor no siempre se siente de la misma manera. Las distintas etapas de una relación pueden requerir diferentes expresiones de amor. El enamoramiento inicial, con su excitación y pasión, puede dar paso a una fase más profunda y sólida de conexión emocional. Con el tiempo, el amor puede evolucionar, transformándose en un compañerismo que nutre y apoya a ambas partes. Esta evolución es parte del viaje amoroso que todos experimentamos, y es esencial aceptar estos cambios, sabiendo que cada etapa ofrece valiosas lecciones.

La energía universal del amor, por lo tanto, no solo se limita a nuestras relaciones personales. Se extiende a la conexión con la naturaleza, con el mundo que nos rodea y hasta con el cosmos mismo. Cuando estamos en sintonía con esta energía, podemos sentir una profunda conexión con el universo. En momentos de gratitud y asombro, empezamos a comprender que el amor es una fuerza que permea todo; es la esencia de la creación y el motor que impulsa la vida en todas sus formas.

En nuestra búsqueda de un mundo mejor, es fundamental actuar con compasión y coherencia. La compasión nos permite entender y conectar con los demás, reconociendo sus luchas y alegrías. Al hacerlo, nuestras acciones reflejan un profundo respeto por la humanidad y un deseo genuino de contribuir al bienestar de todos.

La coherencia, por otro lado, asegura que nuestras palabras y acciones estén alineadas. Es esencial que lo que defendemos y promovemos se vea reflejado en nuestra conducta diaria. La verdadera integridad se manifiesta cuando actuamos de acuerdo con nuestros valores, creando una vida de propósito y autenticidad.

Juntas, la compasión y la coherencia nos guían para actuar de manera que no solo beneficien a quienes nos rodean, sino que también sirvan de ejemplo a seguir. Solo a través de este compromiso con la empatía y la alineación de nuestros principios con nuestras acciones, podremos construir un futuro más justo y solidario.”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Carrito de compra