En 1982, el físico Alain Aspect y su equipo realizaron experimentos que demostraron el fenómeno del Entrelazamiento cuántico, una de las manifestaciones más difíciles de demostrar de la física cuántica.
Por ejemplo, la paradoja EPR la publicó Einstein en 1935, allí desafiaba a la cuántica a realizar el experimento del Entrelazamiento Cuántico, que se pueda observar y replicar sin fisuras.
Einstein murió pensando que era imposible, sobrenatural, paranormal, fantasmal decía en tono irónico. Esto se logró en 1982 para Occidente ¡47 años de retraso! Los únicos que ya lograban hacerlo en laboratorio eran los rusos des 1990, todavía URSS.
En occidente quedó en algún cajón durante 40 años, cuando le dieron el Nobel al Dr. Aspect y su equipo. Lo hicieron público, pues allí sí lo necesitaban para no retrasarse en la computación cuántica. ¡Casi un siglo de retraso! El dolor que esto me provoca, es que no se trata de un experimento más, como cualquiera, es la prueba indudable que los humanos estamos conectados todos con todos y todas las cosas también.
El Dr. Jacobo Grinberg, lo hacía a escala humana, no cuántica, unos pocos años después de Alain Aspect y no le hicieron mucho caso. Estaba a punto de hacerlo a distancia, en el momento que desapareció y no con cualquiera, con una investigadora de la India, aquí es donde vemos que hace mucho tiempo la espiritualidad y la ciencia HOLÍSTICA, se encuentran y se apoyan mutuamente.
Este fenómeno, aunque conocido en la comunidad científica durante décadas, ha comenzado a resonar en la conciencia colectiva del público en general, sólo en los últimos años. Esta creciente popularidad ocurre en un contexto geopolítico problemático, caracterizado por guerras, pandemias, hambre y desastres naturales, sin precedentes en la historia reciente.
Pero mientras el mundo enfrenta crisis extremas y tensiones globales, el entrelazamiento cuántico ofrece un rayo de esperanza.
Este fenómeno no sólo muestra que las partículas pueden estar interconectadas de maneras insospechadas, sino que también sugiere que, en un nivel fundamental, todo en el universo está interrelacionado y, tanto Grinberg como Gariaev demostraron que podemos entrelazarnos entre HUMANOS, así como las madres lo están con los hijos.
La teoría de “todo conectado con todo” del físico David Bohm se alinea perfectamente con esta idea, planteando que la desintegración aparente del mundo es sólo una ilusión. Así, cuando los seres humanos luchan y se traicionan entre sí, en un nivel más profundo, están actuando en contra de su propia naturaleza conectada.
En un mundo donde los conflictos parecen multiplicarse, la pregunta surge de si realmente teníamos que enfrentarnos a crisis tan profundas para descubrir la verdad fundamental de que estamos intrínsecamente conectados.
El entrelazamiento cuántico es un recordatorio de que la división es una construcción social y que, a un nivel cuántico, lo que afecta a uno afecta a todos. El trabajo de científicos como Peter Gariaev y el Dr. Jacobo Grinberg reforzaron esta noción de conexión a través de investigaciones sobre el ADN humano. Gariaev ha pasado su vida demostrando que el ADN no es solo un simple portador de información genética, sino que también es cuántico.
Su investigación revela que el ADN humano puede entrelazarse de una manera similar a las partículas en un estado cuántico. Gariaev menciona la importancia de una “supra conciencia” que une a las personas en el proceso de entrelazarse, un concepto que evoca la idea de un entendimiento colectivo, de un sentir que va más allá de la individualidad.
Por otro lado, Grinberg introdujo el concepto de “SENTIRSE,” en el que parejas pueden ser amigos, experimentar la presencia del otro sin necesidad de los sentidos comunes, como si estuvieran conectados en un plano cuántico.
Estas experiencias no sólo demuestran la capacidad de las personas para sentirse unidas, sino que también resaltan la importancia de la percepción sobre la mera observación. Puede que estemos en un momento histórico en el que necesitamos dejar de lado las diferencias superficiales y comenzar a sentirnos como una unidad.
Si todo es uno, como sugiere la física cuántica y los hallazgos de Gariaev y Grinberg, entonces estamos, en esencia, luchando contra nosotros mismos. La reconfiguración de nuestras perspectivas sobre la humanidad, la cooperación y la unidad podría ser la respuesta a muchos de nuestros dilemas más apremiantes.
La capacidad de conectarse en un sentido cuántico podría parecer como algo distante o incluso esotérico, pero ya hemos visto ejemplos de cómo la tecnología moderna, especialmente el uso de Internet, puede facilitar estas conexiones. A través de plataformas digitales, es posible compartir experiencias y emociones en tiempo real, creando redes de apoyo y comunidades que trascienden las distancias físicas y pueden lograr el ENTRELAZAMIENTO REAL ENTRE PERSONAS.
En conclusión, el entrelazamiento cuántico no solo es un fenómeno físico; es un espejo de la condición humana. En tiempos de crisis geopolítica y social, “SENTIRSE,” sentir que estamos entrelazados con algunas personas y que esto puede crecer.
La solución a nuestros problemas radica en aprender no solo a conocer y comprender, sino a “SENTIRSE” hasta lograr la MASA CRÍTICA, enraizada en un sentido de unidad y conexión. Quizás sea el momento de que la humanidad recoja el desafío de SENTIRSE, entrelazarse y manifestar juntos EL GRAN CAMBIO. Estos no son los sueños de un idealista, esto es muy posible porque en la esencia de la realidad, todo es uno.