Nuestro objetivo sería salir de los problemas particulares que nos agobian y VIVIR EN LA TOTALIDAD DESDE EL CORAZÓN, conectado a un campo muy sutil que ya los mismos Hinduistas le llamaban Campo Akáshico, según el gran filósofo de la ciencia Ervin Laszlo, se lo conoce mucho más como “Registros Akáshicos” (gracias a la interpretación teosófica), el Dr. Laszlo dice que esos registros son solo una parte de todo el Campo Aláshico y su existencia no parece responder a la curiosidad de alguien.
Si hay algo que no tiene que ver la metodología HOLÍSTICA, es atender las partes y no considerar el contexto de lo que pretendo conocer ni las interconexiones de todo con todo.
Ese error proviene de hace mucho tiempo, pero quien la popularizó fue René Descartes en su libro “Discurso del método” en el siglo XVII.
El método de René Descartes se basa en el análisis, que significa precisamente dividir. El análisis consiste en descontextualizar lo que se pretende estudiar, luego descomponer problemas complejos en partes más simples para facilitar su comprensión y solución.
Finalmente se debe “reconstruir” el conocimiento, comenzando desde las ideas más simples y evidentes hasta llegar a las más complejas, sin olvidar la enumeración, es decir, realizar revisiones exhaustivas para asegurarse de que no se omita nada. ¿Y el contexto del objeto de estudio? Ni lo menciona.
Este enfoque obsoleto y destructivo todavía en la actualidad se considera fundamental para el desarrollo del pensamiento crítico y la filosofía moderna, mientras que vuestro servidor lo ve como lo contrario de lo que se debe hacer si queremos al menos algo verdadero.
Sacar algo de contexto desde el principio es matarlo; nunca funcionará igual. Dividirlo es multiplicar el problema en tantas partes como sea posible. ¿Y enumerar, para qué?
Evidentemente, esa cosa desmenuzada podría tener, potencialmente, infinitas partes.
Ese cadáver de objeto de estudio descontextualizado, no entrega conocimiento alguno y esto, en la ciencia oficialista, es lo de menos ¿Pero cuando nos referimos a nuestra propia vida? ¡Los que creen que saben, cometen el mismo error! Por suerte que estamos en una ilusión de nuestra vida en su totalidad.
La propuesta de David Bohm y su enfoque HOLODINÁMICO para comprender el mundo, se basa en la noción de que la totalidad es esencial para la resolución de problemas, ofreciendo una perspectiva innovadora en un contexto donde siempre se privilegia el análisis fragmentado.
Su método está alineado con la vida y con la CONCIENCIA INFINITA. Sus conceptos fundamentales son simples, claros y solucionan lo que sea de manera natural y coherente.
En su libro “La Totalidad y el Orden Implicado,” presenta la idea de que la realidad es un todo interconectado y contextualizado. Critica la visión fragmentada, descontextualizada y reduccionista que domina la ciencia y el conocimiento humano “oficial” en todos los aspectos.
De igual manera, Bohm sostiene que no se puede entender la realidad analizando solo los componentes de manera aislada y fuera de contexto.
Lo que parece que estuviese más cerca de nosotros es la ilusión que, como ilusión, posee el menor de todos los rangos existenciales y esto porque genera experiencias en nuestra conciencia, como lo podría hacer un sueño onírico.
Un estudio realizado por Susana Martínez-Conde, Facundo Manes y Raúl Rojas, publicado en El País en enero de 2016, examina la naturaleza de la “realidad” y sugiere que nuestra experiencia del mundo es una construcción del cerebro. Estas investigaciones revelan que lo que consideramos “realidad” es, en gran medida, una simulación proyectada desde el interior, un pequeño modelo infinitesimal respecto a la realidad verdadera.
El cerebro procesa la información sensorial de tal manera que nuestras percepciones pueden ser engañadas, como se demuestra a través de ilusiones ópticas.
Martínez-Conde, directora del laboratorio de Neurociencia Visual del Instituto Barrow en Phoenix, EE. UU., proporciona ejemplos sorprendentes de cómo la percepción puede distorsionarse. Con un enfoque en los “engaños del cerebro”, el estudio muestra que nuestra interpretación del entorno no siempre se alinea con la realidad objetiva, lo que plantea preguntas fundamentales sobre la naturaleza del conocimiento y la conciencia.
La investigación tiene implicaciones filosóficas profundas, retando ideas sobre lo que significa realmente conocer algo si nuestras percepciones son susceptibles a engaños. Estos hallazgos no solo contribuyen al entendimiento de la neurociencia, sino que también invitan a una reflexión crítica sobre cómo experimentamos e interpretamos el mundo que nos rodea.
El concepto de que la realidad es una construcción perceptual resuena con varias ideas filosóficas y científicas a lo largo de la historia. El orden explicado de David Bohm sugiere que la realidad tiene una estructura subyacente que trasciende las percepciones superficiales, similar a un océano oculto bajo la superficie de las olas.
De manera paralela, la realidad perceptual de Jacobo Grinberg, plantea que lo que experimentamos es solo un fragmento de una totalidad más amplia, donde cada percepción individual es una resonancia adaptativa desde un orden holográfico que él llamaba LATICCE.
La dualidad entre multiplicidad y unidad del Ser. planteada por Parménides hace 2,500 años, expresa que la diversidad que percibimos es un engaño; detrás de esta apariencia de pluralidad, reside una única y eterna realidad.
Esta idea también resuena con el Velo de Maya del hinduismo, que describe la vida como una ilusión que oculta la verdad esencial del universo. Así, estas corrientes de pensamiento, aunque de diferentes contextos, comparten la visión de que nuestras percepciones son alucinaciones ilusorias y que la verdadera naturaleza de la realidad es mucho más profunda y unificada, invitándonos a explorar más allá de lo aparente.
Es lo que nosotros llamamos “EL CAMINO INTERIOR” Volvamos a la verdadera naturaleza a tratar de estar en línea con la conciencia, empezando desde el corazón que está conectado y se puede sincronizar con campos mucho más sutiles y poderosos de los que tenemos en este plano de densidad y lentitud en cuatro palabras: ¡VOLVAMOS A LA VIDA!
Este llamado está creciendo y se está generalizando, por ver unos ejemplos:
Los doctores Stuart Hameroff y Sir Roger Penrose, han trabajado desde 1996 en una teoría cuántica de la conciencia, en la que esta se encuentra en estructuras llamadas microtúbulos, que forman el esqueleto de las neuronas.
Sin embargo, el oficialismo ha usado interpretaciones sesgadas de su revisión de 2014, afirmando que las “vibraciones cuánticas en microtúbulos” respaldan la idea de que la conciencia es un epifenómeno de la evolución neuronal.
Por el contrario, la totalidad de lo manifestado es un epifenómeno de la CONCIENCIA INFINITA.
De igual manera, el italiano residente en EEUU, Giulio Tononi, presenta el llamado enfoque matemático de la conciencia con su Teoría de la Información Integrada (TII), la cual terminará pudiendo medir la CONCIENCIA a través de un algoritmo muy complejo.
Asimismo y recientemente, la Universidad de Shanghái ha sido noticia por sus exploraciones en esta intersección entre cuántica con el famoso ENTRELAZAMIENTO demostrado por Alain Aspect y sus indiscutibles correlaciones con la conciencia.
Éste tipo de descubrimientos reavivan los debates sobre la naturaleza de la realidad y la experiencia subjetiva. Los descubrimientos y experimentos realizados allí, han impulsado la idea de que los procesos cuánticos desempeñan un papel central para comprender la conciencia.
Para nosotros algo queda muy claro: el camino interior está muy lejos de lo ilusorio, de las partes y de lo que percibimos a nivel “exterior.”