Alguien me preguntó con mucha soltura: ¿Y QUÉ ES EL AMOR?
El amor es el nivel de conciencia más alto al que puedes aspirar aquí. Lo integras como la mayor energía de la unidad, aunque en el momento actual, en esta raza humana, predomine la energía de la separación, cuya expresión natural es el miedo.
Este veneno nos fue impuesto para manipularnos y evitar la unión necesaria. En realidad, todos somos uno, independientemente de si a alguien le gusta o le duele aceptarlo. Todo lo que manifestamos es, en esencia, una sola cosa: la llamada Totalidad, por David Bohm, es el mismo Uno, al que se refería Jacobo Grinberg.
Hay acciones que son directamente anti-amor, como la traición y sus instrumentos: la mentira, la manipulación, la soberbia, la hipocresía y “La joya de la corona” el MATERIALISMO.
Es el gusto desproporcionado por esa ilusión que nos inculcaron y es la mayor parte del “Velo de Maya” ¡Lo que llamamos “MATERIA”!
Todo lo que venga de la oscuridad no es amor, pero lo más común es que nos confundan. Todos los que se dedican a la acumulación de materia en forma de dinero, propiedades o lo que sea, por tener poder, sin compartir con los que necesitan no pueden ser buenas personas, de hecho manejaron y pretenden seguir manejando el mundo porque ellos expresan su gusto por la materia con lo que llamamos “poder”.
Un poder que termina cuando le quitemos el valor a lo material, cuando se termine con el materialismo: ¡Y se terminará cuando colapse el sistema! Cuando este sistema ya condenado reviente y está a medio milímetro, se termina el circo ¡Los payasos para afuera!
Solo quedará el camino del amor. Porque el amor responde a la ley natural, es una energía que, en última instancia, impulsa a la acción por la verdadera unidad. Sin amor, somos entidades pasivas, al margen de todo, de todos y de la vida.
El amor, cuando se canaliza adecuadamente, nos convierte en máquinas de acción, dispuestas a dar nuestra vida por lo que creemos y por aquellos a quienes amamos. Sin embargo, para que esta energía sea efectiva, debemos alinearla con la conciencia infinita y esperar con serenidad el cambio necesario, porque la duda y la falta de certeza nos alejan de esta unidad, al igual que la postura pasiva ante la vida. Nos quieren como “observadores pasivos,” cuando en esencia somos “creadores activos.”
Por lo tanto, como seres humanos, nuestro objetivo debería ser vivir en coherencia, alineando nuestras acciones con el amor y la unidad. Cuando lo logramos, nos convertimos en importantes agentes de cambio positivo para un mundo mejor, para reconstruir aquello que nos pertenece por derecho propio y, todo indica, que eso es lo que finalmente haremos que suceda. Ya expresamos nuestra gratitud en la MEDITACIÓN GRUPAL de VIDA COHERENTE, veremos que nos toca el miércoles que viene ¡Estás invitado!