El famoso TPN, no es algo menor, millones de personas pueden tener alguna característica, pero aquí estamos hablando de un muy complejo Trastorno de personalidad, pero a nivel de una psicosis que, como todas, no tiene ninguna solución para la medicina tradicional. Esto es un tema en sí mismo, pues no es tan simple como catalogar un desorden mental como “incurable”
Básicamente, los TPN están enamorados de sí mismos y te pueden traicionar o destruir sin pestañear, si se mira lo más objetivamente posible, en sus actividades normales es “mucho ruido y pocas nueces”, además de obtener resultados siempre mediocres, aunque su necesidad compulsiva sea el reconocimiento absoluto y constante por parte de todos los ámbitos sociales.
Estas personas están por todos los lugares, no solo hay que pensarlos como padres en una familia. En las relaciones humanas o en el compañerismo laboral, se manifiestan con suma facilidad.
Como enfermedad mental peligrosa, el Trastorno de Personalidad Narcisista (TPN) es un trastorno mental que se caracteriza por un patrón generalizado de grandiosidad y falta de empatía hacia los demás.
Las personas con TPN tienden a tener una autoestima exageradamente alta y una visión inflada de sí mismas, con una creencia de que son superiores a los demás.
A continuación, describiré brevemente las etapas del desarrollo de algunos de los síntomas comunes asociados con el Trastorno de Personalidad Narcisista:
- Etapa de admiración temprana:
En esta etapa, los individuos con TPN generalmente buscan atención y admiración constantemente. Les gusta ser el centro de atención y esperan ser elogiados y adorados por los demás. Pueden mostrar comportamientos de superioridad, creyendo que merecen un trato especial y privilegios únicos. - Etapa de desilusión y vulnerabilidad:
Con el tiempo, los narcisistas pueden enfrentar situaciones que desafían su sentido de superioridad. Las críticas o el fracaso pueden resultar en una fuerte reacción emocional, como ira, humillación o vergüenza. En lugar de manejar estas emociones de manera saludable, pueden buscar culpar a otros o proteger su propia imagen de manera defensiva. - Etapa de desprecio y desvalorización:
En esta etapa, los narcisistas pueden desarrollar una actitud de desprecio hacia aquellos que no cumplen sus expectativas o los desafían y allí desvalorizan a las personas a su alrededor y muestran una falta de empatía hacia los sentimientos y necesidades de los demás. Suelen manipular y explotar a los demás para satisfacer sus propias necesidades y deseos.
El diagnóstico y contención, con o sin tratamiento del Trastorno de Personalidad Narcisista debe ser realizado por un profesional con mucha experiencia en la salud mental.
La terapia de grupo, en especial, puede ayudar a las personas con TPN a desarrollar una mayor conciencia de sus patrones de pensamiento y comportamiento, así como a fomentar una actitud más realista y empática hacia los demás.
Lo único que compensa este difícil escenario actual, es que esta enfermedad ya se volvió tendencia en las redes sociales, por ello, podemos afirmar, que si bien los tuvimos durante toda la historia humana, es en esta época donde la humanidad está tomando consciencia de este destructor fenómeno tan definido, como extraño y ajeno a una Vida Coherente.
PARALELISMO ENTRE MITO Y TRASTORNO.
El paralelismo entre el Mito de Narciso y las principales características del Trastorno Narcisista de la Personalidad se pueden observar de manera muy clara, al analizar los elementos clave de ambas narrativas:
- Enamoramiento de sí mismo: Tanto en el mito como en el trastorno, el narcisista exhibe un amor desmedido hacia sí mismo. En el mito, Narciso se enamora perdidamente de su propia imagen reflejada en el agua. Del mismo modo, los individuos con Trastorno Narcisista de la Personalidad tienen una visión exageradamente positiva y grandiosa de sí mismos, y buscan constantemente la admiración y el reconocimiento de los demás.
- Desconexión empática: Narciso en el mito muestra una falta de interés y empatía hacia toda cosa que no se refiera a su belleza y grandiosidad.
En el Mito de Narciso, el desenlace final es trágico, cuando Narciso se pierde en su propio enamoramiento y desaparece en las aguas, incapaz de alcanzar su propio reflejo.
Este final representa cómo el narcisismo extremo puede llevar a la destrucción personal y a la falta de verdadera conexión con los demás.
Del mismo modo, en el Trastorno Narcisista de la Personalidad, el desenlace final puede ser igualmente desafiante. A medida que el narcisista continúa buscando constantemente la admiración y la validación externa, puede enfrentar el rechazo y el aislamiento social debido a la falta de empatía y la incapacidad para mantener relaciones saludables y significativas.
Esta frialdad, esa desconexión emocional y la obsesión por el propio yo, pueden llevar a una vida vacía y solitaria.
Es importante tener en cuenta que este final no implica necesariamente que todos los individuos con Trastorno Narcisista de la Personalidad tengan un desenlace trágico, ya que el tratamiento y el apoyo adecuados pueden permitirles abordar y gestionar sus patrones cerebrales de comportamiento y reacciones destructivas.
Pero es necesario aclarar, que todo paralelismo entre el mito y el trastorno resaltará la importancia de la conciencia y el reconocimiento de los efectos negativos que el narcisismo desmedido puede tener en la vida de las personas.
En otras palabras, los que padecen esta enfermedad, no están condenados a muerte y, desde el enfoque del método “Crear desde el Corazón”, tampoco están condenados a cadena perpetua.
Este Trastorno, no necesariamente lesiona a las neuronas, aunque es cierto que puede generar, desde temprana edad, grandes cantidades de patrones cerebrales que se dirigen a un área de la vida, en este caso, siempre se forma un llamado “Bloqueo conductual” que, aclaramos, no tiene existencia propia, sino que es un gran conjunto de patrones limitantes, que impiden que la persona pueda, concretamente, dirigirse al lugar necesario, para comenzar un proceso que le devuelva la operatividad de su día a día.
Esto se logra con una técnica de desbloqueo que no ha fallado en una década y conjuntamente, un análisis detallado de patrones, para al menos cambiar las reacciones con consecuencias destructivas, por otras que no causen daño alguno.