LA PALABRA, ÚNICA HERRAMIENTA DEL EGO.

Por. Carlos Enrique Delfino.

Los propios artistas de la palabra, los grandes poetas de antaño, ya se quejaban de esto. Gustavo Adolfo Becker decía “rebelde y mezquino idioma”, en su desesperación de no poder transmitir lo que sentía. En lo personal afirmo, por encima de eso, que la palabra, al ser la forma de comunicarse propia y única del EGO, está diseñada para generar malos entendidos, equívocos, y errores de todo tipo. Por eso hay que usarla con mucho cuidado. Ya sabemos que puede enfermar o matar ¿Sanar? Depende mucho cómo se trabaje para eso.

Garaiev nunca aceptó nuestra tan afamada PNL. Según él, no bastan palabritas positivas y bonitas para ayudar a la sanación, tenía todo un sector de su laboratorio, con un proceso que calculaba la lista de palabras exactas, en cada caso a partir de una muestra de ADN particular y, por si fuera poco, muchas terapias las hacía en 3 idiomas diferentes, para demostrar que no es la palabra en sí, sino la INTENCIÓN por sobre el sonido de la palabra la que predomina en la sanación.

También somos capaces de crear arte visual (sin palabras), capaces de manifestar y esto no depende de la palabra, de comunicarnos todos con todos y con el COSMOS de forma verdadera, mientras sea sin palabras.

Cómo los micro agujeros de Einstein-Rosen (agujeros de gusano) que existen en todo nuestro ADN, este descubrimiento fue de Vladimir Poponin, el segundo a cargo del enorme equipo de PETER GARAIEV. Con eso, simplemente: “Nos podemos comunicar con toda esta realidad y con todo el Multiverso, en la época que la persona necesite (espacio y tiempo no son importantes aquí).

Estos últimos años, la cantidad de pruebas empíricas, experimentos, y cálculos de científicos honestos, se están multiplicando de manera exponencial para superar a la palabrería egóica, inútil cansadora y carente de resultados.

Las cantidades ingentes de palabras solo la usa quien no tiene una COSMOVISIÓN, que vive de inventos diarios, de las ocurrencias, de modas ¡Todo sin fundamentar y apoyado en una experiencia personal “A mi me funciona” ¡El colmo del despreciable egocentrismo! … No vamos a caer en esa trampa del ego. El mundo no necesita más de la arrogancia del improvisado.

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